¿Quién no se ha sentido nervioso
antes de un examen, o una
declaración de amor, o durante
una presentación?...
Ese desagradable estado de agitación,
que en cierta medida es normal,
puede adquirir dimensiones
realmente alarmantes, que incluso
llegan a impedir que la persona se
desenvuelva normalmente.
En estos casos, la ansiedad se convierte en una poderosa barrera para avanzar en la vida, generando sufrimiento innecesario por demás... pero ¿por qué nos sentimos ansiosos y qué podemos hacer al respecto?...
La ansiedad es una respuesta bastante compleja, ya que involucra pensamientos, emociones, así como reacciones fisiológicas y conductuales. Esta avalancha se activa cuando ciertos eventos o circunstancias son percibidos como amenazantes para nuestra integridad física o psicológica.
Sin embargo, hay que aclarar que ansiedad no es lo mismo que miedo. El miedo es la evolución y automática de peligro, mientras que la ansiedad es un estado más duradero de amenaza que involucra al pensamiento en mayor proporción, en comparación con el miedo.
Los oscuros pensamientos que acompañan los estados de ansiedad tienen que ver con incontrolabilidad, incertidumbre, vulnerabilidad (indefensión) e incapacidad para obtener los resultados deseados.
Las características particulares de la ansiedad: Está basada en asunciones falsas o razonamientos inadecuados acerca de la amenaza o daño potencial.
Interfiere con la habilidad de la persona de afrontar circunstancias aversivas o difíciles. Está presente por un tiempo prolongado.
Muchos de los síntomas son fisiológicos: sudoración, taquicardia, enrojecimiento o palidez, etcétera.
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Fuente: lamenteesmaravillosa.com
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