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sábado, 27 de septiembre de 2014

CULTURALES: La nueva poesía alemana y el arte de la traducción, según Timo Berge



El encuentro, que tuvo lugar en el Goethe-Institut de Buenos Aires, contó, además de Berger, con la participación del poeta, traductor y filólogo alemán Léonce W. Lupette, y un equipo de traductores de Argentina y Chile que ofrecieron diversas lecturas, en alemán y español, de varios poetas de la nueva generación alemana.


Entre los poetas seleccionados se leyeron trabajos de Marie Martin traducida por Camila Fadda; Nora Bossong por Macarena Mohamad; Jan Skudlarek por Sol Pérez Corti; Tristan Marquardt por Carla Imbrogno; Katharina Schultens por Cynthia Quiros; Lydia Daher por Mario Caimi, y Ann Cotten por Martina Fernández Polcuch.

Además, parte de este material presentado por los poetas y traductores será reunido el año próximo en una antología bilingüe que se publicará en una edición conjunta a cargo de Editorial Vox y Editorial 27 Pulqui.

Berger (Alemania, 1974), sostuvo que "estas traducciones, que no son definitivas, están en un proceso que ya deja relucir algo de lo ingenioso y atento del trabajo de los traductores que yo pude conocer esta semana en Buenos Aires".

"Nos dedicamos -explicó- a la novísima poesía alemana: autores que han nacido después de los 80, que han sacado su primer libro, han recibido becas, reseñas y premios, y que tienen algunas características con poetas de su misma generación de otras latitudes del mundo".

Y aseguró que "podemos ver que no tienen un modelo a seguir, son audaces e innovadores, y buscan el diálogo con la tradición, a veces menos, a veces más, para volver la poesía una expresión artística relevante".

"La poesía como ellos la entienden hoy en día -señaló-, en tiempos de redes sociales, capitalismo financiero, creciente entrelazamiento de seres humanos y máquinas y los flujos cada vez más acelerados de gentes e informaciones, debe ser un medio que haga eco no sólo de eso sino que busque un lenguaje para describir lo existente y cambiar lo venidero".

El poeta, además, destacó que "leer las traducciones en voz alta es necesario para cumplir con el requisito de cada traducción; pasar por el filtro de la lectura en voz alta, para ver si se bancan las traducciones que quizás se ven pulidas y perfectas en el papel".

Berger indicó que en el proceso de traducción de un obra, "surge la pregunta de cuán fiel debe ser un traductor cuando se enfrenta con un poema que en sí mismo ya presenta un texto en el que importa no sólo lo que significa, sino también cómo suena, qué ritmo tiene, qué aspiración, en qué tradición se inscribe y a qué alude".

"El poema traducido no debe sonar como poema traducido -apuntó-, sino que debe funcionar en su nuevo idioma como un poema; lograr eso es una tarea difícil, lo cual no debe privar de intentarlo".

Para Berger, "los traductores son discretos, observadores, pero también son empáticos, llegan a adentrarse en en el cerebro y en el sentir de una persona, que es el autor; llegan a asimilarse a otras lenguas y recrean ese fluido, ese palpitar ajeno, en su propio idioma".

"A veces, también, los traductores son un poco obsesivos, sobre todo los de poesía; se enamoran de buscar etimologías en los diccionarios de andamio, que hoy en día se encuentran en la red; buscan un fajo de expresiones para traducir un sólo poema", concluyó.


FUENTE: ( http://www.telam.com.ar/ )

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