en Japón, demostraron que
la lipoproteína de la sangre
tomada de individuos después
de comer un trozo de chocolate
era menos propensa a reaccionar
con oxígeno que aquella tomada
de los mismos individuos antes
de comer chocolate.
Esto fue confirmado por científicos de la Universidad de Pennsylvania, quienes observaron un incremento en el tiempo que le tomó oxidarse a la samgre de 23 voluntarios, despúes de haber comido chocolate, en comparación con aquellos que no lo habían hecho. Del mismo modo, la capacidad antioxidante de la sangre fue más elevada.
En un estudio de la Universidad de Harvard con ocho mil voluntarios mayores de 65 años, se descubrió que en promedio, aquellos que consumían chocolate vivían un año más que aquellos que no lo hacían. Esto se debe a los compuestos polifenólicos antioxidantes.
Las sorpresas siguen según un artículo publicado en la revista norteamericana New Scientist, un compuesto que se encuentra en la semilla de cacao puede ayudar a frenar la descomposición de los dientes. El compuesto puede encontrarse también en el chocolate industrial, y la manteca de cacao que cubre los dientes parece protegerlos de la placa bacteriana.
Todo un hallazgo si se tiene en cuenta que el chocolate siempre fue visto con mala cara por las madres preocupadas por los dientes de sus hijos.
Claro que no todas son buenas noticias. La mayoría de nuestro consumo no es de la mejor calidad, y los chocolates que se venden en quioscos y supermercados tienen altos niveles de azúcar y grasas saturadas.
La solución es consumir chocolate amargo de buena calidad con un porcentaje alto de cacao. En él encontraremos los poderes curativos que sorprendieron a los colonos españoles, y llegan hasta nuestros días con la fuerza y la energía del antiguo pueblo azteca.
Fuente: Investigación: Sebastián Bóscaro, Asesoramiento: Lic. Mariana Carrera.
Revista Saber Vivir.-
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