Eran fieros adversarios, ahora son amigos afectuosos que al toque de la una de la tarde (cuatro horas menos en nuestro país) intercambiarán saludos, algunos recuerdos y hasta agradecimientos. Cristina le dirá a Francisco que el 25 de mayo estará por primera vez en el Tedeum desde que es presidenta, sancionando la reparación de una rotura protocolar que duró años, desde los tiempos que el presidente era Néstor Kirchner, quien consideraba al cardenal Bergoglio como el jefe de la oposición.
La Presidenta está desde la mañana de ayer en Roma. Una de las notas de la jornada fue el reencuentro con Guillermo Moreno, ahora consejero económico, con quien se cruzó en el aeropuerto de Ciampino y en el hotel Eden, donde se aloja Cristina.
El almuerzo será dedicado en una agenda abierta a temas importantes y difíciles.
No ocurrirá algo de lo que mucho se habla. Cristina no entregará su renovado pasaporte y su nuevo DNI al Papa argentino porque Jorge Bergoglio ya tiene esos documentos que pidió renovar cuando se le vencían. Como jefe del Estado, el Papa utilizará el pasaporte diplomático del Vaticano, al menos en los viajes oficiales. No puede ser de otra manera.
Como el Papa y Cristina hablarán a solas, los temas que abarcarán y que se dirán entra sólo en el campo de las suposiciones, aunque acerca de algunas cuestiones el diálogo será inevitable.
“Ayuden a Cristina a terminar bien el mandato”. Como se sabe, esto es algo que Bergoglio repite sin cansarse a sus numerosos interlocutores políticos y sindicales que se agolpan en las audiencias. Francisco está informado mejor que nadie de lo que pasa en la Argentina. Todas las semanas lee informes y habla con interlocutores cercanos a él. A todos les pide una actitud de diálogo, para garantizar un recorrido sin excesivas exasperaciones hacia las elecciones presidenciales del año próximo y el final del mandato de Cristina.
El mismo consejo le reiterará a la Presidenta. Hace falta bajar un cambio en las confrontaciones, para enfriar un clima social más caldeado y deteriorado.
La Iglesia está muy preocupada por el avance del narcotráfico en nuestro país, estrechamente vinculado con el aumento de la violencia y la inseguridad. Trascendió que probablemente la Presidenta le informará a Francisco de algunas medidas que se están preparando para combatir la violencia, la inseguridad y la corrupción que potencia la acción devastadora del narcotráfico. El Papa alentó las declaraciones sobre el peligro narco que hizo la Iglesia en Argentina en noviembre y este mes.
Hay otros dos temas diplomáticos internacionales que seguramente evocarán también en el almuerzo a solas.
Uno es el caso de Venezuela, que preocupa mucho a la Iglesia, y también al Gobierno argentino, y que amenaza desbocarse con consecuencias muy dañinas para la región. El Papa pide diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición para evitar una fatal ruptura institucional.
El otro tema internacional es la grave crisis de Ucrania. En el almuerzo, el Papa y la Presidenta argentina podrán comentar la segura victoria de la mayoría rusófona que ayer votó la secesión de la península de Crimea como República autónoma ucraniana y su anexión a la madre Rusia.
Cristina llegó ayer a una Europa que vive momentos de enorme tensión por el miedo que los rusos quieran extender su dominio al este ucraniano, desatando un conflicto bélico de vastas consecuencias.
En la agenda abierta entrarán también los temas financieros, en los que el Papa puede decir la “buena palabra” para ayudar a la Argentina a superar sus dificultades ante sus grandes interlocutores internacionales, como el presidente norteamericano Barack Obama, a quien recibirá dentro de poco.
La presidenta partirá hoy mismo de Roma a París, donde el miércoles se entrevistará con el presidente francés François Hollande y participará de la Feria del Libro dedicada a la Argentina y a la memoria de Julio Cortázar.
FUENTE: (http://www.clarin.com/)
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