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jueves, 16 de enero de 2014

SALUD: Una mamá adolescente le donó la médula a su bebé y le salvó la vida

Kilian Valdemarín es un pequeño de 19 meses que lucha como si fuera un gigante. A los tres meses comenzó a perder peso y a llorar sin que existiera consuelo para él. A los seis meses le diagnosticaron “inmunodeficiencia combinada severa”. A sus padres, Fiama y Sebastián, les explicaron que la expectativa de vida no era superior al año. No podría superar infecciones ante la imposibilidad de generar células inmunes. “Se me vino el mundo abajo. Sentí muchísimo dolor”, cuenta a Clarín Fiama, la mamá de Kilian.

A pesar del sombrío diagnóstico, el pequeño no se entregó. Tampoco sus padres.

Les propusieron un trasplante de médula ósea, pero la alternativa más cercana, la de un hermano donante, no existía. La carrera contra el tiempo impedía iniciar una búsqueda en bancos nacionales e internacionales de células madre, aquellas que se extraen del cordón umbilical de los bebés.

Entonces se pensó en Fiama, una adolescente de 16 años que se aferró a la idea sabiendo que se trataba de la última esperanza para su hijo.

“Nos pusimos a llorar y decíamos que sí a todo. Nunca habíamos estado más cerca de curar a nuestro hijo”, explica.

Un equipo de profesionales de los hospitales Garrahan y Sor María Ludovica de La Plata realizaron el 19 de diciembre el trasplante de médula ósea con una técnica inédita en el país. Se utilizó tecnología de avanzada para filtrar las células que suelen generar rechazo (ver “La técnica...”).

Ahora hay certezas de que la médula prendió y la evolución es satisfactoria. Aunque Kilian deberá afrontar una recuperación de seis meses, en dos semanas recibirá el alta.

“Por fortuna contamos con la Unidad de Médula Osea del Ludovica, un centro de referencia a nivel nacional que lleva hechos más de 230 procedimientos de este tipo”, aseguró el ministro de Salud de Buenos Aires, Alejandro Collia.

A Kilian le cambió la vida. Rosarino, hincha de Newell’s por mandato familiar, hace cuatro meses vive en el hospital Ludovica junto a su mamá. Sebastián, su papá, comenzó a trabajar en La Plata y se instaló en una pensión. La familia se asentará en esa ciudad. Al menos uno o dos años para seguir los controles.

“El luchó muchísimo. Y lo único que queremos es poder verlo crecer ”, explica Fiama. El pequeño ya está dando sus primeros pasos y comenzó a pronunciar dos palabras: “mamá y papá”. Ellos todavía no lo pueden creer.


Fuente: (http://www.clarin.com)

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