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domingo, 22 de marzo de 2015

BAHIA BLANCA: Trabajo infantil



Gonzalo tiene 5 años y 3 hermanitos. Son 4 chicos que no juegan y que trabajan en la calle, dicen, para poder comer. Ellos son una pequeña parte de la pintura que puede verse cada tarde-noche en los bares, restaurantes y calles bahienses donde al menos 48 pequeños piden monedas y sufren la vulneración de sus derechos.

“Algunas personas ni los miran. Lo primero que hay que hacer es tratarlos como personas y seres humanos, es decir, darles una devolución humana a lo que ellos piden”, explica la subsecretaria de Niñez, Adolescencia y Familia, Lucía Martínez Zara, quien asegura que mucha gente cree que los ayuda al darles monedas o comprarles algo pero, en realidad, contribuyen a que el trabajo infantil sea muy difícil de erradicar.

Redondeando los números de la dependencia municipal que lucha contra el flagelo, los bahienses aportan más de 100.000 pesos mensuales a este “mercado”. Es que los niños de 1 año a 10, que en su mayoría mendigan o venden de manera ambulante, recaudan entre 60 y 80 pesos por día. Algunos, generalmente de 16 a 18, llegan a contar 200.

“Uno por pensar que está ayudando lo que hace es perpetuar al chico en la calle. Esto es como lo de 'sin clientes no hay trata'...”, sugiere Martínez Zara, quien expresa que uno de los problemas más difíciles de afrontar es el de las familias con una clara tendencia cultural a este tipo de acciones.

“En los más chicos hay un determinante muy fuerte. Para muchos, que el chico trabaje es parte del proceso de socialización y de su cultura. Así como nosotros entendemos que el niño tiene que estar en la escuela jugando, ellos piensan que tiene que salir a la calle a trabajar”, lamenta.

En cuanto a los adolescentes, el tema es más dinámico. La funcionaria admite que tienen dificultades para incluirlos en los dispositivos de Niñez y que en varias oportunidades hay problemas de adicciones. Ahí, afirma, se articula con el centro destinado al flagelo de la droga y se inicia “un plus de acciones” entre escuelas, unidades sanitarias y otras instituciones.

“Ahí se toma cada situación como particular. Para nosotros que un chico salga de la calle es sumamente valioso”, sostiene.

“No es que decimos 'no a la moneda' y nada listo”. Martínez Zara afirma que al realizar un abordaje, se verifica que el chico no salga para poder subsistir.

“Si es así, está el sistema de ayudas sociales. Muchas familias tienen trabajos temporarios o changas”, explica.

FUENTE: ( http://www.lanueva.com)

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