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martes, 4 de junio de 2013

BAHIA BLANCA: "Soy peligrosa, porque no le tengo miedo a nada", dijo Natty Petrosino en España, donde hoy recibe un premio


    
   La bahiense Natty Petrosino, reconocida mundialmente por su labor solidaria, dijo hoy que es una mujer "peligrosa" porque no le tiene miedo a nada y puede "decir cosas que otros no podrían".

   Natty lo dijo durante una rueda de prensa en la Universidad Pública de Navarra, al norte de España, a donde asistió para recibir hoy el premio Jaime Brunet a la promoción de los derechos humanos, otorgado en diciembre del año pasado.

   La distinción se creó en 1998 "con el fin de promover y difundir la defensa de los derechos humanos y para contribuir a la erradicación de las situaciones o tratos inhumanos o degradantes, vulneradores de los derechos inherentes a la dignidad de la persona" y dota al ganador de unos 47.000 dólares.

   Natty había anunciado el año pasado que destinaría ese dinero a su proyecto de construir casas para carenciados.

   "Me emocionó muchísimo que haya sido el Día de los Derechos Humanos y se reconozca este tipo de tareas de amor y no la otra pelea. Lo tomé como un mensaje de Dios. Estos son los derechos humanos que hay que defender. Este premio se merece Bahía Blanca", había dicho por Panorama de LU2.

   Han ganado el premio Brunet, entre otros, Jürgen Habermas, el Dalai Lama y Amnistía Internacional.

   Natty, de 74 años, lleva casi medio siglo trabajando por los más pobres. Es ciudadana ilustre de Bahía, en 2006 la consagraron Mujer del Año en Italia y fue nominada al Nobel de la Paz.

"Democracia desfasada"
   Petrosino agregó en la rueda de prensa que ya no le "asombra" comprobar que en el resto del mundo no se sepa la situación real de Argentina, que calificó de "terrible", con una tasa de inflación que hace que "la gente casi no pueda comprar nada".

   La de Argentina es "una democracia desfasada", apuntó Petrosino, quien destacó no obstante que ella es "ajena a todo eso" y se dedica a desarrollar su tarea, asistiendo a comunidades indígenas olvidadas, llevando alimentos y asistencia médica a los más pobres y construyendo escuelas y hospitales.

   Petrosino contó cómo a los 27 años, casada y con dos hijos, estuvo clínicamente muerta durante unos segundos al ser operada de un cáncer en un oído y tuvo una experiencia mística que cambió su vida radicalmente.

   Hasta entonces, agregó, su única preocupación era "estar bronceada de verano a verano" y "lucir las cosas más caras y exclusivas", pero a parir de ese momento tomó conciencia de las necesidades de otras personas y comenzó a alojar en su casa a vagabundos y exconvictos y "todo el mundo creyó que me había vuelto loca".

   Durante años, Petrosino fue creando una red de hogares para ayudar a los más pobres, enfermos y discapacitados en toda Argentina y con el tiempo ha extendido su labor a lugares como Nicaragua, Moscú, Chernobil (Ucrania) y Kazajistán.

   Luego decidió comenzar de cero y, a bordo de una furgoneta, se dedicó en exclusiva a los pueblos indígenas de Argentina, como los mapuches, los huarpes y los wichis.

   Así, para las comunidades de aborígenes wichis de las provincias de Formosa y Chaco, en el norte del país, construyó dos escuelas, tres salas de primeros auxilios y más de medio centenar de casas sin subsidios oficiales, que ella y sus colaboradores rechazan porque le "atarían" con compromisos adquiridos.

   El secreto, explicó, es aprovechar en cada caso los recursos disponibles, como, por ejemplo, los palés de madera en los que llegan muchos alimentos, que utilizan para construir casas.


Fuente: (lanueva:com)

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