Alemania reconoció ayer, en un movimiento histórico de fuerte impacto geopolítico, el genocidio armenio en 1915 lo que abrió una fuerte disidencia con Turquía que retiró su embajador de Berlín.
Casi la totalidad de los diputados del Bundestag (hubo solo una abstención y un voto en contra) aprobaron un texto que reconoce la complicidad del Imperio alemán por no haber intentado impedir, como socio del Imperio Otomano, la matanza y expulsión de entre 800 mil y 1,5 millón de armenios durante la Primera Guerra Mundial. Por primera vez, como hicieron en su momento Francia y otra veintena de países, el texto habla desde el título de genocidio, una palabra tabú en Turquía.
“No se trata de sentar a Turquía en el banco de los acusados. Creemos que es esencial asumir la responsabilidad que corresponde para lograr la reconciliación”, declaró Franz Josef Jung, de la oficialista Unión Cristiano Demócrata (CDU). Que Turquía esté “haciendo cosas importantes” como apoyar a la Unión Europea en la llamada “crisis de los refugiados”, no cambia en nada el hecho “de que se haya sometido a los armenios a un sufrimiento indescriptible”, declaró por su parte Volker Kauder, hombre cercano a la canciller Angela Merkel.
Pero la respuesta turca fue furiosa. La resolución “afectará seriamente” las relaciones entre Alemania y Turquía, subrayó el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, quien tras llamar a consultas a su embajador en Berlín, citó al encargado de la embajada germana en Ankara. El ministerio turco de Exteriores emitió un comunicado en el que habla de una “politización de la historia”, producto de la creciente “turcofobia e islamofobia” en Alemania, donde viven unos 3,5 millones de personas de ese origen. El titular de Justicia turco, Bekir Bozdag, fue mucho más lejos e instó a Alemania a “ocuparse de su propia historia”. “Primero quemás a los judíos y después calumniás al pueblo turco”, declaró Bozdag a la agencia de noticias Anadolu.
En cambio, la sesión de una hora en el Parlamento alemán evitó la confrontación. Además, las ausencias fueron notables: no estuvieron Merkel, ni el vicecanciller Sigmar Gabriel ni el titular de relaciones Exteriores, Frank Walter Steinmeier, de visita en Buenos Aires. La jefa de Gobierno simplemente lo justificó con un tema de agenda y relativizó la trascendencia del asunto: “Hay muchas cosas que unen a Turquía y a Alemania. Incluso si a veces no estamos de acuerdo, nuestra mutua cooperación estratégica, como en temas de seguridad, es muy importante”, declaró Merkel.
La resolución sobre el genocidio armenio venía pasando como una papa caliente por los cajones de la cámara baja del parlamento alemán desde hace un año, cuando se cumplieron los 100 años de la matanza, hasta su aprobación ayer, justo en un momento difícil en el vínculo entre Alemania y Turquía, socios en la OTAN.
La canciller Merkel es criticada en su país por supuestamente dejar demasiado margen de maniobra a Erdogan al otorgarle un papel clave como “guardián” de Europa. El presidente turco ha hecho, además, un giro de fuerte perfil autoritario en su país, con persecución a la prensa y represión.
Pese a ello, la Unión Europea alcanzó un acuerdo con Turquía para que este país controle el flujo de refugiados de Siria, Irak y Afganistán. A cambio, Ankara recibe fondos pero además negocia algunas ventajas, como la eliminación de la visa como requisito para que sus ciudadanos viajen a la UE. Hasta ahora, Erdogan se niega a cumplir condiciones como modificar la ley antiterrorista turca.
La resolución del Bundestag puede interpretarse además como una advertencia al gobierno turco, que viene ejerciendo una presión inaudita a los parlamentarios alemanes. Los más críticos a los excesos de Ankara (y a medidas polémicas como la eliminación de la inmunidad para diputados opositores kurdos) son incluso víctimas de campañas de odio por Internet.
Los diputados alemanes de origen turco fueron tildados ayer de “traidores” por el legislador oficialista turco Burhan Kuzu. “Deberías tener vergüenza Alemania. Ocupate de tu propia historia sucia. ¿O acaso Hitler era turco?”, escribió además Kuzu en su cuenta de twitter.
El líder de Los Verdes (oposición), Cem Özdemir, habló de los déficits democráticos en el país de origen de sus padres. “Al salir hoy del hemiciclo, no voy a dejar de gozar de inmunidad parlamentaria y no me van a atacar ni matar. No puedo decir lo mismo de nuestros colegas turcos ni de quienes trabajan para preservar la memoria histórica", destacó. Eso es porque el gobierno alemán eliminó la protección a decenas de legisladores para intentar quitarles las bancas y homogeneizar el Congreso en la línea del presidente.
FUENTE: (http://www.clarin.com/)
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